No hay instante sin milagro
“No hay instante sin milagro”, una obra de Pedro Calderón de la Barca, es una exploración dramática y espiritual en la que se entrelazan lo divino y lo humano a través de personajes alegóricos y debates teológicos; la trama gira en torno a La Fe, quien, junto a los Sacramentos y personajes como La Magdalena, Dimas, Pablo, Agustino y Constantino, se enfrenta a La Apostasía en un diálogo profundo y simbólico; la obra comienza con una celebración de la fe cristiana, donde cada sacramento y personaje representa un aspecto de la enseñanza y la gracia divinas; la tensión dramática surge cuando La Apostasía desafía las creencias y prácticas de la fe, cuestionando la presencia de milagros en la era moderna y argumentando que la ausencia de estos fenómenos sobrenaturales evidencia la falta de fe genuina; La Fe, en respuesta, utiliza metáforas y ejemplos históricos para argumentar que los milagros no han cesado, sino que se han transformado, y que ahora se manifiestan de manera más sutil y profunda, especialmente a través de los sacramentos; el núcleo emocional de la obra reside en la lucha interna y el debate entre la fe y la duda, representado por el diálogo entre La Fe y La Apostasía; cada personaje, desde La Magdalena hasta Constantino, simboliza diferentes aspectos y desafíos de la fe cristiana, aportando una dimensión humana y emocional al debate teológico; la obra culmina con una afirmación poderosa y poética de que en la práctica de la fe y sus rituales, “no hay instante sin milagro”
