Alex Grawoosky Morcillo

El primer poema que leí fue en braille, tenía cinco letras y unas piernas de escándalo. La primera vez que dije te quiero fue en clase de ciencias, la segunda sobre su cuerpo. De pequeño nunca supe que quería ser una vez fuese mayor, ahora que he medio crecido me conformo con que nadie me diga qué es lo que tengo que hacer. Me he enamorado dos veces, nunca he ganado ningún certamen de poesía, los trofeos que guardo en mi estantería son de edición de bolsillo y del cuello me cuelgo a mis amigos, ellos son mis verdaderas medallas. Tengo un libro: "La muñeca de jengibre", un corazón arrítmico, en él una espina clavada gracias a Marvel y esa contradicción que me persigue de nosésiquieroonosésisí ser un héroe. Hay quien dice que a esta biografía le faltan cosas de mi vida. Qué paradoja; me lo dice, precisamente, quien se lo llevó absolutamente todo de ella.

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Nunca quise ser un héroe

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