¿Soy un farsante? ¿Estoy engañando a mis lectores? ¿Mi obra merece la pena? Estas preguntas son muy comunes entre los escritores. Con el auge de la autoedición de libros cualquier persona tiene la posibilidad de publicar y hay todo un espectro de historias para escribir. A veces, los propios autores infravaloran su éxito, capacidades y habilidades, sin ser conscientes del verdadero potencial que poseen. Si crees que padeces esto, tranquilo, sufres el síndrome del impostor, y en Punto Rojo Libros sabemos cómo ayudarte
¿Síndrome del impostor? ¿Qué es eso?
Una novela publicada, el reconocimiento por tus personajes, un público fiel y agradecido, pero aun así crees que sigue siendo “suerte” o que “no es para tanto”. El síndrome del impostor, o síndrome del fraude, es un trastorno psicológico por el que las personas exitosas son incapaces de asimilar sus logros.
Según estudios, siete de cada diez personas lo han sufrido alguna vez en su vida. También, es más propenso en el género femenino. Las personas que lo padecen suelen ser muy exigentes consigo mismas, esperando ser “superados” por otros escritores más brillantes. Piensan que no han dado lo mejor de sí, dudan de sus propias habilidades, tienen miedo al fracaso y, por eso, lo esperan.
El síndrome del impostor está ligado al perfeccionismo, y puede acarrear serios problemas en el entorno laboral: las personas que lo sufren pueden ponerse límites o barreras, estar siempre esperando el error antes que centrar sus esfuerzos en ser efectivos y dar lo mejor de sí mismos. La tendencia excesiva a minimizar los propios logros puede desembocar incluso en ansiedad y depresión.
En los escritores es muy frecuente, ya que dudan al definirse y calificarse como tales. Aunque estos indicios podrían llevar su tiempo en aparecer y asimilar, pueden corregirse si se acepta desde un principio que podemos estar desarrollándolos. Es importante recordar que es en el día a día cuando se mejora, y que de los fallos siempre se aprende.
¿Yo lo tengo?
El síndrome del impostor provoca que desarrollemos una serie de tics mentales que pueden ser muy limitantes, induciéndonos a una constante frustración y sensación de malestar. Para analizar en el impacto de este en nuestra mente, piensa en cómo te has sentido desde que comenzaron a felicitarte:
"No merezco mi éxito": Los que sufren el síndrome del impostor creen que sus logros o éxitos no son merecidos, que se deben a la suerte o al azar. Temen frecuentemente que los demás duden de su reconocimiento, porque ellos mismos dudan; cuestionan las destrezas que le han llevado a triunfar pensando que no son merecedores dignos de los buenos resultados que les atribuyen.
“No valgo para esto”: Si te has preguntado esto con frecuencia, debes saber que la falta de confianza en tus propias competencias es uno de los síntomas más frecuentes. La inseguridad y la falta de autoestima hacen mella en la convicción de los méritos propios. La rutinaria repetición de esto puede hacer que acabes creyendo falsas concepciones sobre ti mismo.
“¡Me van a pillar!”: Claro, crees que en cualquier momento pueden señalarte y descubrir tu engaño. Tranquilo, está solo en tu cabeza y en la de los otros escritores que también tienen miedo a que los demás “descubran su fraude”. El sentimiento de desengaño y desilusión son con los que el autor lidiará día a día y afectarán a su potencial.
“¿Qué hago yo aquí?”: Sientes inseguridad en el ámbito académico, laboral, e incluso cuando te relacionas con los demás. Te preguntas cómo has llegado a alcanzar el caché y te planteas no volver a llegar a donde ya lo has hecho.
“La otra vez también tuve suerte”: Este síndrome provoca que nunca estés seguro de si vas a lograr tus objetivos. Se repite una y otra vez, aunque vivas situaciones similares a las que previamente hayas superado con éxito. Palabras como coincidencia o azar recorren tu pensamiento haciéndote infravalorar quién eres y lo que puedes conseguir en el futuro.
“No estoy motivado”: En algunas ocasiones puedes sentirte menos motivado por falta de confianza en ti mismo. Poca estimulación, ganas e inquietud por seguir escribiendo hará que no le encuentres sentido a tu cometido y poco a poco te iras desligando de tu pasión.
“No me siento bien”: Sin causa aparente puedes sentirte agobiado, triste o incluso con cierta ansiedad. Podrás encontrarte en un aura de angustia, desasosiego y preocupación. Cuando la salud está en juego será de vital importancia acudir a los especialistas y buscar la ayuda correspondiente.
¡Que no te paralice!
Muchos escritores que sufren el síndrome del impostor han desarrollado el miedo al fracaso y eso puede afectar negativamente a la hora de seguir escribiendo.
¿Para qué voy a escribir, si no tengo talento? Escribe y disfruta mientras lo haces. No dejes que el miedo te provoque dejar de hacer aquello que te gusta. Esfuérzate por cambiar, pon voluntad y márcate metas a corto plazo. Guíate por consejos profesionales y rodéate de gente que te apoye y crea en ti y tus capacidades.
¿Y si escribo y se dan cuenta de que no sé hacerlo? Sabes que puedes ir mejorando en cada novela. Necesitas constancia y dedicación. Si hoy ha ido peor, mañana resultará mejor. El éxito no es un camino sin obstáculos, solo los mejores sabrán no desmotivarse en el camino y aprovechar cada oportunidad para progresar.
¿Y si publico y no le gusta a nadie? Utiliza estas preocupaciones para intentar mejorar cada día que pase. Cada día que escribas es un día menos para ver recompensado tu talento. Recuerda que no todo es el reconocimiento externo; estar satisfecho de tu buen trabajo es un muy buen primer paso.
¿Cómo lo supero?
1. Olvida el “cualquiera lo podría hacer mejor”
Los escritores tendemos a comparar nuestras obras con las de los demás. ¡Qué final tan inesperado! ¿Cómo ha podido escribir a ese protagonista? Mis poemas no son tan íntimos como los suyos. Olvídate de eso. Tu libro es tuyo y ha gustado. No hay dos éxitos iguales ni dos maneras iguales de llevarlo. La que te sirva a ti es la mejor.
2. Cambia el chip
Tú crees que no te mereces este reconocimiento, pero piensa: ¿Qué te dice tu familia? ¿A cuántos les ha encantado leer lo que has escrito? Quédate con los comentarios positivos y céntrate en cambiar tu mente para cambiar los resultados.
3. Valora tus logros
Haz una lista de aptitudes positivas que veas en ti. Piensa en todo lo que has hecho para conseguir tus metas. No es necesario tener siempre el listón tan alto, lo importante es disfrutar del camino y de la experiencia. Debes disfrutar con cada paso que des. Lo verdaderamente importante no es el final sino el camino en sí.
4. Aprende a descansar
Busca momentos donde puedas desconectar del trabajo: un paseo por el parque, un viaje con tu familia, hacer ejercicio y escuchar música que te guste. Las horas de descanso también son fundamentales, pero ojo, no cualquier tipo de descanso vale. Deja la mente en blanco durante unos minutos al día. Si lo consigues, ¡has triunfado! ¡Disfrútalo! Date un respiro.
5. Contacta con tus lectores
Hablar con tus lectores puede ayudarte a que veas tu libro desde su perspectiva. Otra opinión siempre es buena. Te ayudará a sentirte más confiado y orgulloso de tu trabajo. Pero no dejes caer tu autoestima únicamente en la valoración de los demás. Se consciente de tu valía.
6. Cambia para disfrutar
Detecta qué hace que te sientas un impostor. Si es tu sitio de escritura, cámbialo. Si son las críticas negativas, piensa sí son constructivas y sí te son útiles para mejorar. Si es tu rutina, aprovecha para hacer cosas nuevas como deporte, pasear o leer otros libros. ¡Seguro que sus autores se sienten como tú! No eres ni el primero ni serás el último, pero no por ello debes sucumbir a la realidad.
Preguntas frecuentes
¿Es más frecuente en los escritores?
Sí, en los escritores es muy frecuente, ya que dudan al definirse como tales. Recuerda: nunca dejamos de aprender y mejorar cada día.
¿Cuáles son los síntomas?
Inseguridad, falta de motivación, creer que todo se lo debes a la suerte; pensar que “te van a pillar” o creer que eres peor que otros escritores.
¿Me pasará siempre que publique?
Depende de cómo te veas a ti mismo y cómo valores tus éxitos.
¿Qué preguntas no debo hacerme?
No debes preguntarte sí vales para escribir, qué haces aquí o si tu libro no le gustará a alguien.
¿Qué hago para superarlo?
Cambiar el chip, valorar los logros y aprender a descansar.