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El arte de escribir en otro idioma

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El arte de escribir en otro idioma

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Son muchos los escritores que, a lo largo de la historia, se han atrevido a escribir obras en un idioma diferente al natal. Diferentes motivos –exilios, obligación, amor al arte-, pero un solo fin: convertirse en un autor de renombre. Ya lo dijo el novelista francés Marcel Proust, quién insistía en que un profesional de la escritura no sería ‘grande’ hasta que no escribiera en un idioma extranjero. Solo los más valientes se atreven a dar el salto. Es un gran poder que conlleva una gran responsabilidad, con uno mismo y con el resto del mundo. Cada persona se acoge a distintos consejos y trucos para conseguir alcanzar su propia meta personal. No importa la edad, ni la trayectoria, ni siquiera el tener un gran nivel en muchos idiomas; en cambio, la perseverancia, el crecimiento personal y la actitud pueden convertirse en los factores principales para este desafío.

Cinco autores que han escrito en otro idioma a lo largo de la historia

Puede que el ejemplo más reconocido sea el de Joseph Conrad. Siendo su idioma materno el polaco, el autor es internacionalmente valorado por su bibliografía en inglés. Conrad sabía defenderse en diferentes idiomas; manejaba el francés, ruso, alemán y griego, aunque fue el inglés el elegido para obras de la talla de Heart of Darkness o The Secret Agent.

El ruso Vladimir Nabokov fue otro de los atrevidos. Un forzoso exilio a Europa y el tratar a menudo con lenguas diferentes, decantaron al autor por escribir en la lengua inglesa. Muchos lo tildaban de trilingüe, al hablar a la perfección ruso, francés e inglés. Fue justo en el tiempo previo de mudarse a Estados Unidos cuando adoptó el inglés como idioma principal de sus creaciones.

Destacable también el caso de Agota Kristof. La escritora húngara pasó también por un delicado proceso de exilio. Una vez en Suiza, Kristof se especializó en el francés, llegando a escribir algunas de sus obras en este idioma, como L’Analphabète o C'est égal.

No se puede dejar de mencionar al irlandés Samuel Beckett. Reconocido popularmente por su mítica frase “Prefería Francia en guerra a Irlanda en paz”, ya dejaba entrever su pasión por el mundo y la cultura francesa. Asentado en Francia, aseguraba que se decantaba por el francés en su escritura porque no le ataba a ningún estilo concreto. A la vez, se encargó de traducir sus creaciones literarias al inglés. Su obra más conocida, la teatral En attendant Godot, o Esperando a Godot, fue escrita en francés poco después del final de la Segunda Guerra Mundial. 

Por último, es curioso el caso de filósofo y escritor rumano Emil Cioran. A pesar de desarrollar su vida entre su idioma natal, el alemán y el francés formaban parte de su ser. Su traslado a Francia hizo que Cioran escogiera este idioma para su vida laboral. Así lo hizo saber: “Si el idioma es el límite que confiere una identidad en el orden del espíritu, abandonarlo significa darse otro límite, por lo tanto otra definición; en una palabra, cambiar de identidad”.

 

Zona de confort literario

Hoy día, no es difícil escribir un libro en el idioma natal. Diferentes son los recursos, oportunidades y accesorios que están accesibles a cualquier persona y a los que se acogen autores primerizos y profesionales. Hay expresiones claves, autocorrecciones, guías de estilo y multitud de ejemplos a los que acogerse. Todo cambia cuando alguien se decide a probar suerte con la escritura en otra lengua.

Las traducciones están muy normalizadas alrededor del mundo. Un mismo libro puede encontrarse en multitud de idiomas, aunque esto no implica en ningún caso que el autor lo haya escrito de su puño y letra en todos ellos. Para ello, el trabajo de los traductores es fundamental. Este, por tanto, no sería un ejemplo de redacción en otros idiomas.

Aquellos que satisfacen su deseo de escribir su obra en otro idioma, suelen estar familiarizados con él. Educación bilingüe, traslado o un continuo acercamiento con la otra lengua, pueden llevarle a tomar esa decisión. No solo es importante la gramática y el vocabulario –aunque sin ellos no hay punto de partida-, lo fundamental es conocer sus expresiones, juegos de palabras, lograr pensar en el idioma en cuestión, poseer un alto grado de cercanía intelectual y emocional con este. Se trata de salir de la zona de confort literario, dejar atrás el punto de vista que crea un idioma, los límites que este pone, y saber mirar más allá. Algo de relevancia es situarse en la mirada de los lectores nativos del idioma, buscar lo que querrían leer, y sobretodo, cómo lo querrían leer. Un punto clave es identificarse con los hablantes, empaparse de su cultura y sus maneras de entender la vida.

El compromiso y la responsabilidad con la sociedad es enorme. El perfeccionismo entre los autores suele ser alto, todos buscan mover algo en sus lectores, provocar sensaciones o incluso levantar pasiones. Ya es todo un reto conseguirlo en el idioma materno; el desafío aumenta con la elección y el uso de otro que se aleje de él. La frustración puede llegar a desalentar, el no saber qué palabras son las más adecuadas y el no conseguir encontrar la manera de expresarse son los motivos que hacen que muchos abandonen a la mitad. Esto, y el factor tiempo, ya que quizá la misma obra en el idioma natal conllevaría no solo mucha menos dedicación, sino que requeriría menos esfuerzo y atención.

Claves

Paciencia. Esta gran virtud, que muchos quieren y pocos tienen, es una de las claves principales para cosechar el éxito de una obra escrita en otro idioma. Pocas cosas salen a la primera, y un proyecto de este calibre raramente será una de ellas. Es necesario acogerse al dicho popular ‘Sin prisa, pero sin pausa’. El continuo aprendizaje del idioma es fundamental. A lo largo del transcurso de la obra, es importante no dejar de lado el seguir avanzando día a día. 

Constancia. El compromiso y la dedicación a la escritura durante el periodo son otros de los factores de peso. Aquel autor que sepa incorporar en su rutina la escritura de la obra habrá logrado la consecución de esta aptitud. La constancia e implicación se sitúan en la misma línea que la fuerza de voluntad y el ánimo. Es importante saber sobreponerse a las dificultades que inevitablemente surjan en el proceso; el camino al éxito no es una línea recta, sino una multitud de obstáculos que hay que enfrentar y superar. El escritor debe potenciar al máximo su perseverancia y empeño en el conocimiento del otro idioma, así como su pleno manejo y comprensión. Marcarse objetivos a corto y largo plazo en cuanto al idioma y a su desarrollo en las distintas facetas supone un correcto inicio.

Pasión. Se puede ser un experto en gramática y vocabulario, pero demostrar una gran falta de pasión y actitud que puede verse reflejada en la obra final. Cuando un autor se implica en el proyecto, se nota en la manera de escribir. Al fin y al cabo, la escritura sale de lo más al fondo de la persona, y demuestra su forma de entender la vida. Sea el idioma que sea, más aun cuando no es el materno, el talante en la forma de expresarse es esencial para que el lector logre identificarse y establecer un vínculo con el libro.

Leer, ver, escuchar y, sobre todo, hablar. Estar en continuo contacto con el idioma se convierte en el medio y en el fin. Para ello, escuchar música, ver televisión y leer libros o piezas escritas en el idioma de la obra es, o debería ser, obligatorio, combinado con ejercitar nuevas estructuras gramaticales y estar al día con distinto vocabulario. De la misma forma, desarrollar la expresión hablada ayudará a desarrollar la eficacia y control en el mismo.

Preguntas frecuentes

1. ¿Cuánto tiempo me llevará escribir mi obra en otro idioma?

No hay tiempo exacto, aunque sí se tarda más que en escribir la obra en el idioma natal.

2. ¿Es aconsejable estudiar el idioma mientras redacto mi libro?

Sí, el continuo contacto con el idioma a la par de la escritura ayudará a la fluidez y correción de la obra.

3.  ¿Cuáles han sido los idiomas no natales más elegidos a lo largo de la historia por los escritores?

Inglés y francés.

4. ¿Qué es importante a la hora de escribir en otro idioma?

Tener paciencia, constancia, actitud y adentrarte de lleno en la lengua.

5. Cuando mi obra esté ya escrita en el otro dioma, ¿cómo se publica?

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