Sentimientos, moralejas y reflexiones se dan cita en un tierno y alegro baile con los versos, en el que el propio lector disfrutará a su ritmo y con su propia música.
Más de treinta años ejerciendo la enfermería son un buen prisma para ver al ser humano en sus más dispares facetas; plasmarlas en la escritura es tan apasionante como divertido, y un magnífico telescopio para ver lo esencial de la vida entre tanta maleza.