En la trama de la novela, LA CASA DE LAS MARIPOSAS, buena parte de ella se desarrolla en un pueblo pequeño llamado puerto Azahar en el litoral caribe. La bonanza marimbera (bonanza de la marihuana) colombiana trajo a la par consigo a puerto Azhar el florecimiento inusitado de un comercio ilegal de compra y venta de marihuana, armas y artículos logísticos para la guerrilla. Fue así como como puerto azahar se vio de pronto inundado de huéspedes foráneos de diferentes países que llegaban en lujosos yates repletos de armas y material logístico y zarpaban repletos de marihuana. Saray Pinares, una de las dos protagonistas de la obra, no tardó en intuir, que un negocio igual de lucrativo era un burdel y fue así como fundó la primera casa de lenocinio, con jóvenes vírgenes que un proxeneta traía mediante engaños desde las poblaciones re [Ver más...]
Gilberto Garzón Rojas, de nacionalidad Colombo-Sueco, nació en la ciudad de Garzón, en el departamento de Huila, Colombia. Padre de cuatro hijos, tres varones y una mujer. Desde su primer año de vida, sus padres se trasladaron de su ciudad natal a otras ciudades donde fueron naciendo cada uno de sus seis hermanos. Después de culminar sus estudios secundarios, no ha hecho más que deambular por el mundo persiguiendo una ilusión. Al lado de su primo, el escultor Emiro Garzón Correa, y tras varios años de trabajar juntos, aprendió el secreto y arte de esculpir y fundir esculturas con la técnica ?bronce a la cera perdida?
Durante los últimos dieciséis años, en un pequeño y solitario taller en la ciudad de Umeå Suecia, Gilberto Garzón Rojas ha dejado volar su imaginación, dando vida no solo a sus esculturas, sino a sus escritos tales como las novelas, LA CASA DE LAS MARIPOSAS, SOL DE MEDIA NOCHE o la obra poética POEMAS CONTEPORANEOS, estos dos últimos libros aún sin editar.
Cuando decidimos expresarnos comunicando nuestro conocimiento, de la mano de la palabra escrita, estamos dando paso a una nueva forma de vida o a una nueva manera interpretar un determinado hecho. Publicar un libro, en cierto modo, nos hace inmortales. Nuestras palabras sobrevivirán a nuestro tiempo en esta tierra. Tu libro, mientras exista, estará ahí para recordarte. Y tú siempre estarás vinculado a él de forma eterna. Porque amas a la literatura y porque la literatura te ama a ti, lo que quieras decir, hazlo saber con un libro.