Elena esperó media vida para enamorarse y cuando lo hizo se dio cuenta que el amor solo no era bastante, pero convencer al hombre que amaba para que soltara el lastre de su cerebro iba a ser un arduo trabajo.
Nací en una familia humilde en el barrio de Orcasitas, en Madrid, casi inaugurando el otoño, el día treinta de Septiembre de mil novecientos sesenta y tres. Soy la única mujer y la más pequeña de tres hermanos.
A los seis años me trasladé con mi familia a Getafe, un pueblo de Madrid. Por desgracia, dejé la escuela al terminar E.G.B. Me casé a los treinta años y tuve a mi único hijo a los cuarenta.
He trabajado en casas y en hostelería, pero nunca, a pesar de la falta de tiempo, he dejado de leer y escribir.
Cuando decidimos expresarnos comunicando nuestro conocimiento, de la mano de la palabra escrita, estamos dando paso a una nueva forma de vida o a una nueva manera interpretar un determinado hecho. Publicar un libro, en cierto modo, nos hace inmortales. Nuestras palabras sobrevivirán a nuestro tiempo en esta tierra. Tu libro, mientras exista, estará ahí para recordarte. Y tú siempre estarás vinculado a él de forma eterna. Porque amas a la literatura y porque la literatura te ama a ti, lo que quieras decir, hazlo saber con un libro.