Los límites en la lucha de nuestro autor Antonio Guerreros están todavía lejos. Tiene aún mucho recorrido y así lo demuestra en cada paso que da. El escritor de "La realidad invisible", presidente de la Plataforma de Atención Temprana y Discapacidad de Andalucía, sigue en la pelea por defender los derechos de los pequeños con discapacidades y ello le ha llevado a la creación de una Fundación que salvaguarde este propósito. El diario La Razón se entrevista con nuestro escritor:
"¿Qué será de él -o ella- cuando yo no esté?". La pregunta, repetida infinidad de veces por madres de menores con algún tipo de trastorno o discapacidad, martilleaba cada noche a Antonio Guerrero. El presidente de la Plataforma de Atención Temprana y Discapacidad de Andalucía inició hace ahora tres años la ardua tarea de defender los derechos de los menores de cero a seis años. Una lucha con la que ha logrado dar visibilidad al colectivo y también arrancar la implicación política. Los notables avances no han logrado aún paliar la precariedad del sistema, tantas veces contada, pero la indudable mejora arranca en gran medida con su defensa y movilización continua. En el camino, este comprometido abuelo detectó que el grave problema de los niños con trastornos en muchos casos sólo ha hecho comenzar cuando son diagnosticados. Hoy, se ha fijado un nuevo reto que va más allá de la reivindicación de derechos y emprende una iniciativa asistencial totalmente altruista: la Fundación Antonio Guerrero será una realidad en los primeros días de junio.
«Los colectivos de discapacidad o diversidad funcional están muy divididos y separados por el tipo de trastorno u otras circunstancias. Parálisis cerebral, síndrome Down, autismo… Hasta casi cien asociaciones por provincia. Todos somos diferentes, pero tenemos una necesidades comunes en un 90% y otras, el 10%, más concretas. Por eso, mientras más unidos estén los colectivos mejor podremos defender y buscar soluciones, alternativas, acciones formativas…», explica Guerrero.
La fundación nace con la intención primera de «atender y asistir» a la población infantil y adolescente que padezca un trastorno en su desarrollo o que tenga riesgos de padecerlos, así como a aquellas personas «sin distinción de edad, con discapacidad física o psíquica, a sus familias y al entorno en el que se desarrolle el menor o discapacitado», dando «respuesta a las necesidades transitorias o permanentes que se generen o acontezcan en el desarrollo de sus vidas». En segundo lugar, como objetivo se plantea que la fundación ofrezca la posibilidad de ejercer la «acción tutelar y de representación legal de los menores o personas con discapacidad previo nombramiento por un juez en sentencia firme con acta de nombramiento de tutor y acta de aceptación de tutela por parte de los órganos de dirección de la Fundación, estableciendo un documento público testamentario por aquellos que ostentasen la patria potestad y/o guarda y custodia». Y en tercer lugar, «preocuparse y ocuparse de todos los ámbitos de la vida del tutelado tanto en lo personal como en lo patrimonial». En lo personal, dando casa y habitación a través de viviendas tuteladas o residencias. Guerrero argumenta que la fundación «podría estar presente y protegiendo a esa persona durante toda su vida».
De forma complementaria, entre los fines de la fundación se incluirá financiar proyectos de investigación o estudios basados en la excelencia en la calidad científica, mediante la concesión de ayudas, dotación de becas de estudio, subvenciones u otras prestaciones gratuitas a favor de personas físicas o jurídicas. «Las líneas de investigación las queremos centrar en aquellos trastornos y enfermedades más ignorados, difíciles de diagnosticar o de tipo genético», señala.
La Junta saca del sistema de atención temprana a los menores al cumplir los seis años. A partir de este momento, las terapias subvencionadas finalizan y los padres inician una fase igual o más complicada. La idea de Antonio Guerrero es crear una red de establecimientos para tutelar a menores y adultos que por distintas circunstancias queden desamparados. La intención es ir creciendo poco a poco, alcanzando acuerdo para la cesión de edificios o alquiler de los mismos, a partir de fondos públicos y la colaboración de entidades privadas o particulares. Antes de arrancar, la fundación realizará un estudio pormenorizado del colectivo al que se pretende dar asistencia, dividiendo a la población en tres grupos: de cero a seis años, de seis a veintiuno y mayores de veintiuno.
Abierto el plazo para socios y donativos
La Fundación hace un año era «un sueño» y hoy está muy cerca de hacerse realidad. Quienes deseen colaborar tienen disponible un número cuenta para hacer donativos (3183 4100 1600 0150 0827). En los primeros días de junio quedará formalizada. A partir de cinco euros al mes se puede ser socio y recibir información sobre becas, ayudas, subvenciones y asesoría jurídico. Los pagos efectuados, además, tienen ventajas fiscales.