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César Herrera: «¿Para qué sirve tenerlo todo en la ciudad si se vive con histeria?»

El autor sevillano acaba de publicar una novela con la que trata de adentrar a los más jóvenes en la figura del activista hindú y su mensaje vital

Jesús Bayort – ABC de Sevilla (7-3-2024) – Fotografía de Raúl Doblado

El escritor sevillano acaba de publicar ‘Viviendo con Gandhi’ (Punto Rojo), una relato novelado sobre la lucha del abogado y activista por la liberación de la India con la que trata de concienciar «a niños, jóvenes… y de cualquier edad» con su «mensaje de paz con el mundo y armonía con la naturaleza». Según detalla el autor, es «una reflexión que quiere aportar esperanza a este mundo convulso y materialista».

–Está presentando su libro de una manera un tanto atípica: en colegios y con interrupciones musicales.

–El libro está escrito de una manera muy didáctica para que los niños tengan una primera impresión de Gandhi, que vayan conociendo al personaje y sientan curiosidad por su mensaje: evitar la violencia, buscar un estilo de vida sencillo, tener contacto con la naturaleza, una alimentación sana… Son valores que merecen ser transmitidos ahora que están en desuso.

–Alguien como Gandhi no sería hoy referente para la juventud.

–Soy consciente de que es el antihéroe actual porque representa lo contrario al espíritu moderno. El noventa por ciento de las películas actuales implican violencia y contienen algún asesinato. Por eso, una persona y un mensaje tan anacrónico como el suyo son más necesarios que nunca. El mundo se está alejando de la naturaleza, destruyendo el medioambiente y cambiando el concepto y trato hacia los animales. Intento que el libro al menos sirva para que los jóvenes vuelvan a reflexionar.

–¿Por qué para ellos?

–Porque son más receptivos, su naturaleza es sana y pura. Y el mensaje de Gandhi va de eso, de la raíz natural. El gusto por las cosas sencillas y la fraternidad frente a la violencia con la que se trata de arreglar todo.

–Usted también hace una vida muy austera: abandonó sus estudios de Medicina y una vida con posibilidades en la capital para prácticamente volverse un ermitaño.

–Dejé la carrera porque no me llenaba, no me satisfacía. Mi padre tenía una casa medio derruida en un campo de Mérida y allí me fui. Empecé a trabajar su huertecita y me compré dos vacas lecheras y dos ovejas. Me gustó la vida rural y decidí comprarme una finca en El Castillo de las Guardas, donde vivo desde hace 40 años. Todo eso es lo que me hace conectar con Gandhi, unos valores que sintonizan con la naturaleza. Se trata de volver a una vida mucho más simple, como la que él puso en práctica en su granja. Decía que cada aldea debía abastecerse. En cambio, hoy tenemos una dependencia absoluta: si se para China, se para el resto del mundo. No tenemos autosuficiencia en nada.

–Ese estilo de vida es muy difícil de cumplir hoy día.

–Ahora que tanto se habla de la paz interior, me pregunto que para qué sirve tenerlo todo en la ciudad si se vive con histeria. La gente tiene prisa de manera natural y ya no sabe ni por qué tiene prisa. El ser humano no está hecho para vivir en un bloque de pisos. No invento nada, está todo en Platón y Sócrates.

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