La invitada que más asistió a “Tómbola” fue Sonia Monroy, que visitó el programa 25 veces. Malena Gracia lo hizo en 23 ocasiones y Yola Berrocal, en 20. Pero en el polémico espacio de corazón de Canal 9 no era lo mismo acudir para sentarse en una silla que en el sofá con forma de labios, aquel que se hizo famoso después de que en el estreno saliese de él despavorida Chabeli con la ya célebre frase «Esta gente son gentuza». Fue Carmina Ordóñez quien más veces (13) se acomodó en aquel sillón.
Son algunos de los datos que cuenta en el libro “La vida es una tómbola” el creador del formato, Ángel Moreno. «Se han dicho muchas cosas que no eran ciertas y yo he querido contar todo tal cual fue. No me he callado nada. No me arrepiento de lo que allí hicimos, aunque soy consciente de que fuimos los primeros que cruzamos algunas líneas rojas», explica el autor.
Alejado del sector audiovisual y volcado en la escritura y en otros proyectos periodísticos, Moreno defiende, por ejemplo, la rentabilidad de aquel espacio. «Cada programa dejaba cada semana más de 55 millones de pesetas a la televisión valenciana —por publicidad y por la venta a otras autonómicas como TeleMadrid o Canal Sur—. Descontando los 17 millones de nuestro presupuesto, queda un beneficio de 38 millones de pesetas que eran para Canal 9», argumenta.
También justifica su permanencia en una emisora pública. «Nos convertimos en una referencia de esas televisiones. Haciéndolas más visibles para el público. Y debió de haber mucha audiencia que, después de apretar el botón del mando a distancia los jueves por la noche, conoció y se hizo seguidor de programas que, hasta llegar “Tómbola”, nunca habían visto en esas autonómicas», afirma Moreno, que asegura que no ha buscado venganza en ninguna de sus páginas.
Pese a ello algunos nombres propios no salen bien parados del relato final. De Carmen Ro, directora del magacín, alaba el pulso con el que dominó semana tras semana el formato, pero le recrimina que en su día nombrase a un subdirector sólo porque era amigo suyo y que una vez finalizaron las emisiones les denunciara por despido improcedente. A Jesús Vázquez le reprocha que no le ayudase en un mal momento, a pesar de que sus apariciones en “Tómbola” sirvieron para relanzar su carrera. De Conchita Márquez Piquer cuenta que estaba enfadada con el mundo y de Lydia Lozano, que nunca fue lo suficientemente tajante desmintiendo que hubiese una relación sentimental entre ellos, como se rumoreó en la época.
El pasado 24 de noviembre se cumplieron diez años desde que acabó “Tómbola”, un programa que logró cifras de audiencia que hoy serían imposibles (41,9%) e inventó un modelo que se sigue imitando en la actualidad. Pero ¿queda algo que no se sepa de aquel invento?
“Parle vosté”, antecesor
Quizá haya quien no sepa que fue al exdirector de Canal 9 Jesús Sánchez Carrascosa al que se le ocurrió la estructura y el título del formato tras un “Parle vosté, calle vosté” dedicado a los famosos que consiguió un 48% de cuota de pantalla. O que Bárbara Rey comenzó a presentar un espacio de cocina en el canal autonómico después de que aceptase no comparecer en el estudio para realizar una entrevista sobre su vida amorosa, tal y como había firmado por contrato.
Lo narra Moreno en un libro en el que encuentran lugar personajes tan variopintos como el padre Apeles, Jesús Hermida, Rocío Carrasco, Jesús Puente, Dinio o el mismísimo Álvaro Pérez, El Bigotes. «Cuando todavía no estaba vinculado con el caso Gürtel paseaba por el plató de “Tómbola” como asistente del actor Andrés Pajares, que es su tío».
Pese al calibre de algunas de las anécdotas que se citan en el libro una pequeña editorial, Punto Rojo, ha sido la que se ha encargado de publicar este título. «Estuvimos en conversaciones con otra más fuerte, pero cambió de dueños y nos dieron largas», resume Moreno.
