No tengo ningún título académico, ni siquiera tengo el certificado de estudios primarios ni menos aún el graduado escolar. Mis padres hartos de que suspendiera siempre y de las continuas llamadas del maestro de escuela, porque en vez de estudiar escribía novelas, a los 14 años me sacaron de la escuela y a trabajar. Así se acabarán las tonterías, un baúl lleno de novelas me tiraron a la basura. Hoy en día, después de 40 años trabajando sin interrupción, paso a trabajar a la empresa estatal del paro. Teniendo de nuevo tiempo, voy a escribir mis memorias y mis recuerdos. Esperando sean del agrado de ustedes y nunca más vuelvan al basurero.