Estela Montes nació en un pueblito de Palencia, a la vera del Camino de Santiago, las teselas de los mosaicos romanos y el arte Románico que crece entre trigales, choperas, rebollares; atravesada su tierra por el río, que los romanos llamaron Nubis, las espadañas con nidos de cigüeñas y los mil cielos que son cobijo para las aves rapaces. La casa familiar y la memoria de sus antepasados están en ese lugar al que siempre regresa y desde el que anhela, también, este espacio vital que es el Atlántico. Se licenció en Filosofía y en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Salamanca. Es profesora de Filosofía en Las Palmas de Gran Canaria en un Instituto de Educación Secundaria, donde aprende y descubre con sus alumnos el insondable mundo de la Filosofía. Ha publicado varios trabajos de investigación sobre María Zambrano, impartido conferencias sobre la misma autora y sobre Bauman, entre otros. Desde niña lee y escribe porque descubrió que las palabras guardan secretos y hablan y crean mundos reales y, con sus cuerpos pequeñísimos, son capaces de hacer las obras más bellas y las más temibles. Durante dos años fue columnista en el periódico Tribuna Universitaria de Salamanca con Las Palabras y las Cosas. Ha recibido varios premios literarios, el último, La VI edición de Cartas de Dulcinea a Don Quijote. Vive entre lo mundano y los mundos de la Filosofía, las artes y en la compañía de quien ha sido fuente de sosiego e inspiración en estos años y de su hijo, que es y le da mucho más de lo que imaginó y soñó.