Llegué a la escritura por necesidad.
Necesidad de contar a desconocidos aquellas emociones que era incapaz de compartir con las personas que llenan mi vida.
Necesidad de expresar a través de las letras aquellos sentimientos que mi boca no estaba dispuesta a articular de forma consciente.
Necesidad de vivir. Sin más. Algo tan sencillo y a la vez tan profundamente complicado.