Antonio Cruzans Gonzalvo
Vine al mundo una tibia mañana del mes de marzo de 1957 en Castellnovo, un pequeño pueblo asomado al valle del Palancia, a pocos kilómetros del Mediterráneo. Al poco tiempo me cayó la lotería de uno de esos virus ya controlados y que algunos negacionistas se empeñan en despertar, la poliomielitis. Así que tuve que renunciar a mi sueño infantil de ser futbolista y me obligué a convertirme en astronauta, por lo fácil que parece moverse en el vacío. Estudié Filología Hispánica, mientras dispensaba revistas, material escolar, libros y otras chucherías en el negocio familiar, porque para escribir me sobraba imaginación, pero me faltaba técnica. Al final la primera se fue menguando mientras ganaba terreno la segunda. Y de este equilibrio han ido surgiendo algunos relatos, unas pocas piezas teatrales y, sobre todo, muchos versos sueltos que se buscan entre sí para formar poemas. En conclusión, a lo único que aspiro es a seguir aprendiendo mientras pueda.