Ángel Sánchez Rivero
Ángel Sánchez lo cuenta en CALIBAN acogiéndose a la dramaturgia shakespeariana, y recreando sus destinos en el subtrópico, entre playas y volcanes. La novela propone, más que un hipertexto, una reposición transversal de la fuente clásica que deriva argumentalmente en territorio criollo, con implicaciones del entorno histórico local y una amplia mutación de identidades y destinos en sus protagonistas. Introduce, por ejemplo, una inesperada variable en la monstruosa criatura, a la que se describió originalmente como mooncalf (es decir: “becerro lunar”, concebido bajo el maléfico influjo de la luna). La deriva de este clásico perdedor, paradigma del colonizado, hacia un futuro ficcional honroso plantea una nueva lectura que no desdeña la habitual crítica del post-colonialismo con la que se viene leyendo al personaje. Las ilustraciones del propio autor amplían ingenuamente la percepción adánica que tiene de la historia contada, resultando la unión de ambos contenidos una inmersión más en el universo criollo insular, que es su línea productiva como narrador y estudioso del modelo civilizado canario.