Escribir es construir la realidad. Lo real y la realidad son conceptos diferentes. Lo último es cómo expresamos lo primero. Pero todo esto puede simplificarse antes de entrar en cuestiones filosóficas.
Si estás aquí es porque te interesa saber cuándo o cómo emplear las metáforas.
Hay una tendencia a creer que una metáfora es comparar, por ejemplo, los dientes con las perlas o el pelo oscuro con el azabache. Pero no. Si has decidido usar metáforas debes saber que estás son la manera que tenemos para expresar a través del lenguaje conceptos e ideas que se escapan de los límites reales y tangibles. Por tanto, son un recurso esencial para expresar aquello que te es difícil de expresar. Las palabras son tu herramienta de trabajo, y a veces cuesta ordenarlas de manera que encajen con tus ideas o emociones. Ahí es donde entran en juego las metáforas. Una herramienta útil a la vez que bonita. Hará que tu obra luzca de mejor manera, con una dosis extra de profesionalidad, aunque también de complejidad.
Usar una metáfora es crear una nueva realidad, no es definir una ya existente.
Recuerda que debes cuidar el lenguaje, así como los elementos referenciales que usas. Introduce metáforas en tu obra para crear un ambiente diferente, una realidad original y construida a medida