Durante la noche, había nevado ligeramente en toda la finca ganadera y agrícola de mis padres, a él, se le abría el apetito del amor cabalgando su caballo raza español, deteniendo en el cerro igualmente a su lado se detenía la yegua pinta de la señora Belén, viuda y dueña de la finca, que se comunicaba en este punto. Extendiendo una manta en la parte menos acumulada la nieve, exhibiéndose desnudos por completo sus cálidos y excitadísimos cuerpos, sedientos del amor necesitaban sentirse lo más dentro posible el uno del otro hasta culminarse el ardiente placer, besándose en la boca que como amante, les llenaba de calma la mente viciosa, como amantes que lo eran los dos a escondidas de las distintas familias.
Julio Iglesias Maudes. Aunque el personaje de mi libro: Complicados recuerdos, no los eróticos, no esté basado en una persona en concreto real, es ciertamente producto de la vida de personas que vivieron estos años de la Guerra Civil Española. Yo nacía en 1934, en un pueblo de la ribera del río Duero de la provincia de Valladolid, que recuerdo parte de mi niñez, gracias a repetírmelo mi buena madre. Trasladándonos a Barcelona en 1944, en los 14 años, con el certificado escolar, empecé a trabajar como aprendiz de mecánico de mantenimiento en una fábrica textil, estudiando dos horas por la noche a la semana, en la Escuela de Bellas Artes dibujo y pintura, a los 18 años, dibujaba cuentos infantiles de hadas y, luego, cuentos de amor hasta que cerró la Editorial de Barcelona. Consiguiendo el título de Maestro Mecánico, empecé a hacer apuntes de novelas del Oeste, pero no publiqué ninguna, pero si portadas de novelas. En mis siguientes años, empecé a escribir relatos de mi vida y otros imaginarios. Mi primer libro: El pasado de lo nuestro y lo otro, fue para mí un éxito, el siguiente libro novela: El amor real y todo lo demás, como el primero, es interesante y entretenido leyéndolo. Este que tenéis en vuestras manos, posiblemente superará a los dos anteriores, encontrándome en los 80 años.
Cuando decidimos expresarnos comunicando nuestro conocimiento, de la mano de la palabra escrita, estamos dando paso a una nueva forma de vida o a una nueva manera interpretar un determinado hecho. Publicar un libro, en cierto modo, nos hace inmortales. Nuestras palabras sobrevivirán a nuestro tiempo en esta tierra. Tu libro, mientras exista, estará ahí para recordarte. Y tú siempre estarás vinculado a él de forma eterna. Porque amas a la literatura y porque la literatura te ama a ti, lo que quieras decir, hazlo saber con un libro.