Nunca se imaginó que aquella aventura en la vieja Europa, traspasaría dolorosamente todo su ser dejando tras sí profundas huellas, obviamente, de saberlo jamás habría aceptado enrolarse en esa empresa misionera. Seguramente se habría negado con sugestivos argumentos que a la luz de las emociones y trivialidades de los hombres habría sido perfectamente entendido.
Solo la mano de Dios, le acompañaría y le demostraría que no se necesita ser un genio para lograr alcanzar un sueño. Caminaría sobre una cuerda floja, en la que el equilibrio para no fracasar y caer en el infinito vacío, sería su confianza en Dios.
La pasión que había en su corazón, era propensa a esos sacrificios, guiado por su convicción y por la mano de Dios, se enfrentaría a todo tipo de vicisitudes. Los valles, desiertos, soledades, solo llegarían [Ver más...]
Tomas Rodríguez Coronado, originario de Panamá. Actualmente es misionero, pastor y presidente de una asociación cristiana en la ciudad de Bruselas, Bélgica. Nació el 21 de marzo de 1963, casado con María del Carmen Loaiza Carter también panameña. Curso estudios secundarios, en el colegio Ángel María Herrera en Penonomé provincia de Coclé, terminando el bachillerato. Graduado del seminario teológico de las Asamblea de Dios de Panamá en 1987. Curso estudios sobre las misiones mundiales y profesor en el seminario bíblico en la ciudad de Aguadulce en la provincia de Coclé, y en Chitré provincia de Herrera. Amante de la buena música sobre todo la clásica y la instrumental. Le encanta caminar y descubrir en sus innumerables tours, inspiración para escribir, meditar y disfrutar de la naturaleza. Le encanta la fotografía y leer historias antiguas. Esta es su primera obra, un sueño hecho realidad después de un sinfín de situaciones adversas y surrealistas.
Cuando decidimos expresarnos comunicando nuestro conocimiento, de la mano de la palabra escrita, estamos dando paso a una nueva forma de vida o a una nueva manera interpretar un determinado hecho. Publicar un libro, en cierto modo, nos hace inmortales. Nuestras palabras sobrevivirán a nuestro tiempo en esta tierra. Tu libro, mientras exista, estará ahí para recordarte. Y tú siempre estarás vinculado a él de forma eterna. Porque amas a la literatura y porque la literatura te ama a ti, lo que quieras decir, hazlo saber con un libro.