Ninguna palabra puede contener la intensidad de lo vivido. Únicamente la poesía recrea el paraíso que en nosotros persiste como una herida que se niega a cicatrizar. Como la certidumbre, no de una época mejor, sino de nuestra caída en el tiempo. La poesía es la herida, la grieta abierta en la espesura del lenguaje, la hendidura en la red de los significados donde nosotros, animales hechos de minutos, sangre y esperanzas, bebemos nuestra ración de eternidad.
Luis Alfonso Chiriboga Izquierdo nació en Puerto Baquerizo (Provincia de Colón o Galápagos-Ecuador) el 29 de abril de 1946. Profesor universitario y escritor, poeta, novelista y ensayista estudió Filosofía en la universidad del Zulia en Maracaibo-Venezuela. Obtuvo su doctorado en Estética y Ciencias del arte en la Universidad de la Soborne; París-Francia. Fue profesor de Filosofía en Venezuela y profesor invitado en la Universidad Adan Mickiewich de Poznan-Polonia. Ha publicado entre otras: Los jardines del crepúsculo-Poesía. Un sol de palabras-Poesía. Poesía a la Intemperie-Poesía. En busca de Octavio Paz-Ensayo. La rosa de los vientos. Novela.
Cuando decidimos expresarnos comunicando nuestro conocimiento, de la mano de la palabra escrita, estamos dando paso a una nueva forma de vida o a una nueva manera interpretar un determinado hecho. Publicar un libro, en cierto modo, nos hace inmortales. Nuestras palabras sobrevivirán a nuestro tiempo en esta tierra. Tu libro, mientras exista, estará ahí para recordarte. Y tú siempre estarás vinculado a él de forma eterna. Porque amas a la literatura y porque la literatura te ama a ti, lo que quieras decir, hazlo saber con un libro.