¿Por qué no un capítulo por Sevilla,
olvidaste en tu libro nombrar?
o tal vez no quisiste recordar
todo el embrujo que tiñe esta villa
Con tu permiso y con letras sencillas
en tu libro quisiera colocar
este capítulo sin olvidar
que tu literatura es maravilla.
Es prosa para mí, estimulante
que escribí ya no sé si con acierto,
sin dejar de nombrar a Rocinante.
Tus pláticas a Sancho son cambiantes
porque tu saber es un libro abierto,
como gentil Caballero Andante.
En este libro Gregorio destaca por una prosa imaginativa donde quiere resaltar
que Sevilla es una Ciudad de ensueño y majestuosa llena de arte, historia y belleza.
La vida quiso situarnos en la Ribera de Navarra, entre campos fértiles bien regados y bien trabajados. Allí nacimos en Tudela cuando el Caudillo todavía estaba en pie, allá por finales de los años 60. Allí crecimos y jugamos en nuestra infancia y adolescencia en un hermoso pueblo llamado Villafranca (también dicho la antigua Alesves). Después tuvimos ocasión de ampliar formación y horizontes. Y también de traspasar fronteras. En Filadelfia vimos que un hombre puede ser polvo o puede no ser nada. En Francia descubrimos que París siempre será la ciudad de la luz y del amor. En Argentina nos desmelenamos en el microcentro bonaerense, pues al fin y al cabo la vida no vale más allá de un tango. Entremedio también hicimos algo de Ciencia. Y así se nos fue y así gastamos parte de nuestra juventud. Ahora seguimos paseando por las orillas del Ebro y sus afluentes, entre Aragón y Navarra, encantados de poder compartir con ustedes este librito, que no es más que un pequeño trozo de mi corto caminar y un producto de mi particular visión, irónica, de la realidad, posiblemente de nuestra realidad.
Cuando decidimos expresarnos comunicando nuestro conocimiento, de la mano de la palabra escrita, estamos dando paso a una nueva forma de vida o a una nueva manera interpretar un determinado hecho. Publicar un libro, en cierto modo, nos hace inmortales. Nuestras palabras sobrevivirán a nuestro tiempo en esta tierra. Tu libro, mientras exista, estará ahí para recordarte. Y tú siempre estarás vinculado a él de forma eterna. Porque amas a la literatura y porque la literatura te ama a ti, lo que quieras decir, hazlo saber con un libro.