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Mucho más que convivir con la esquizofrenia

La joven tinerfeña Carolina Pereyra Rosales traslada su testimonio, y un mensaje de empoderamiento, en el libro ‘Mi enfermedad no me define’ (Punto Rojo Libros)

Santiago Toste / Diario de Avisos. El Periódico de Tenerife

Mi enfermedad no me define (Punto Rojo Libros, 2023) es el relato de Carolina Pereyra Rosales (Añaza, Santa Cruz de Tenerife, 1994), en el que narra su testimonio de convivencia con la esquizofrenia. Pero esta obra es mucho más. Refleja la pasión de una joven por ayudar a sus semejantes y es una crónica del empoderamiento.

Tenemos mucho que aprender. Debemos abandonar prejuicios y esa pereza que nos lleva a simplificar cosas y personas, a describir en pocas palabras una realidad que es más compleja y rica, por fortuna. Acercarnos al otro y no juzgarlo, sino entenderlo. Tal y como nos gustaría que hicieran con nosotros.

Mostrarse al mundo

“Desde pequeña tuve rasgos de esquizofrenia, pero no fue hasta hace poco más de cinco años que fui diagnosticada de la enfermedad”, explica en una charla con DIARIO DE AVISOS. “Al principio, mi tendencia fue esconderme, pero poco a poco fui asimilando esta realidad en mi vida y, gracias al apoyo de mi familia y de buenos psicólogos y psiquiatras, un día decidí que no iba a ocultarme más. También me di cuenta de que podía ayudar a otras personas”, agrega.

El origen de Mi enfermedad no me define se halla en dos certámenes de relatos, uno convocado por Sinpromi (Sociedad de Promoción de las Personas con Discapacidad) y otro de Atelsam (Asociación Tinerfeña de Lucha por la Salud Mental). “Participar en ellos -argumenta Carolina Pereyra Rosales- me sirvieron de desahogo y me animaron a escribir mi historia”.

Una historia en primera persona en la que Carolina adopta el nombre de Judith, en homenaje a su madre, que así era como quería llamarla cuando nació. En su relato, la joven escritora habla de cómo comenzó todo en relación a la enfermedad, pero también de su progenitora, el “principal pilar” en su vida, de la infancia, la adolescencia y la edad adulta, del barrio, que le ha hecho ser la persona que es, y, finalmente, de la esquizofrenia.

Si hubiera que hablar de un mensaje, de la idea central que ha querido presentar Carolina Pereyra Rosales en este libro, ella lo tiene muy claro: “Da igual que seas una mujer o un hombre, que te hayas criado en un barrio con problemas de marginalidad o no, si yo he conseguido salir adelante pese a esta enfermedad, si he logrado trabajar e independizarme, hacer mi vida, otras personas en estas circunstancias también pueden conseguirlo”.

La escritora tinerfeña considera que de manera paulatina se ha avanzado en la sensibilización social hacia las enfermedades mentales, hacia quienes las padecen y sus familias, pero esta es una tarea ardua. “Sobre todo, creo que a partir de la pandemia del coronavirus, el tema de la salud mental está mucho más presente en nuestra sociedad, hay una gran labor de concienciación y visibilización, pero todavía queda mucho camino por recorrer”, afirma. “Además, mucha gente que padece una enfermedad de este tipo continúa escondiéndose, porque le da miedo lo que puedan pensar los demás”, agrega.

Ella misma señala que ha experimentado el desconocimiento o el rechazo de los otros. “Directamente -apunta-, a mí no me han dicho nada, pero sí que se han alejado de mí algunas personas tras saber que padecía esquizofrenia. Como digo en el libro, ninguna dolencia define a nadie. Yo soy muchas más cosas que mi enfermedad”, subraya.

Cosas, por ejemplo, como el trabajo social. “Vivir en un barrio de los que llaman marginales no me ha llevado por el mal camino, al contrario, me motivó para querer ayudar a otras personas. Me he formado en integración social y realicé mis prácticas en el campo de la salud mental. Justo cuando acabé el ciclo superior, tuve un montón de problemas que fueron desencadenantes de la enfermedad. Cuando me recuperé, estuve trabajando durante cuatro años en colegios, con niños de Educación Especial, y ahora lo hago como voluntaria en Atelsam, que desarrolla una gran labor, tanto con las personas que tienen problemas de salud mental como con sus familiares”, concluye Carolina Pereyra Rosales.

Día de la Salud Mental: un derecho que a todos nos compete

Con el lema Un derecho universal, mañana martes, como cada 10 de octubre, se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental. Según detalla la Confederación Salud Mental España, esta efeméride, que recuerda que la salud de cada individuo es la sólida base para la construcción de vidas plenas y satisfactorias, en nuestro país, “supone una de las principales citas en las que el ámbito de la salud mental, y en especial el conjunto del movimiento asociativo, muestra a la sociedad la labor que se realiza, visibiliza la situación de las personas con problemas de salud mental y sus familias y se reivindican los derechos de este colectivo”.

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