Un libro, independientemente de la temática, del género literario al que pertenezca, del tamaño o cualquier factor que influya en su escritura y publicación, tiene la obligación a conservar un idilio entre escritor y lector.
UN OBJETIVO OBLIGATORIO
El escritor tiene el forzoso objetivo de mantener entre él y sus lectores una relación íntima y especial. Tu audiencia tiene que sentirse especial, único. Introducir a este en el seno de la historia, que pueda identificarse con cualquier protagonista. Empatizar con quienes aparecen en tus líneas, aunque en ellas solo haya un personaje. Si tu libro tiene la intencionalidad de ser una biografía, un monólogo, una historia fantasiosa o de cualquier tipo, la introducción de cada lector dentro de la historia es crucial. Antes de escribir deberías despertar una postura empática y posicionarte en tu futura audiencia.
Es una función forzosa a la que un autor debe dedicarse. Los lectores son un elemento más de la narración, de la historia que debamos contar. Incluirlos dentro de la acción que se desarrolla en las líneas del libro es una misión imprescindible. La relación, mejor dicho, el idilio, por tema de ser un concepto más íntimo, debe estar siempre presente.
PRECAUCIÓN CON OLVIDARNOS DEL LECTOR
Posiblemente, una de las peores sensaciones como lector no es otra que la de sentirte desplazada de una historia. Es más, cuando cualquier asunto no es de tu incumbencia o no es capaz de suscitar ningún tipo de identificación, pierde todo tipo de interés. En esta relación, la llama debe mantenerse activo. Contar una historia sin contar con quien te lee, valga la redundancia, es peligroso para ambos. Para poder generar cualquier sensación en alguien, este debe sentirse identificado. Si pretendes agitar la conciencia de alguien por una persecución, quien te lea debe sentir que es a él a quien persiguen. Si hay un secuestro, el lector tiene que temer por su seguridad o la de sus allegados.
Olvidarnos del receptor del mensaje que tratas de emitir es destruir este método de comunicación que lector y escritor mantienen a través de los libros. Nunca olvides de mantener la llama de la relación.
El lector debe ser un elemento fundamental a tener en cuenta en la historia que quieras contar. Conectar con él y configurar una relación íntima dará muchas ventajas a su obra. No te olvides de quien te lee, aunque la historia sea tuya, debes hacerle partícipe de ella. Podrás lograrlo ¡Ánimo!