La creatividad e inspiración son dos conceptos que todo escritor o escritora temen mantener lejos de sí. No te preocupes si es tu caso, quizás seas tú mismo quien está frenando tu creatividad e inspiración, por lo que dependerá de ti darte rienda suelta. Un escritor es persona, y como tal, está hecho de vivencias y emociones. Todo cuanto acontece se va acumulando de una manera u otra en cada ser, y acaba esto dando lugar a la conformación de una personalidad, caracteres, y esencias concretos. Conocerte a ti mismo y conocer cuáles son tus estímulos es el paso previo a hablar de creatividad e inspiración.
La creatividad es una capacidad que reside en el hemisferio derecho del cerebro, que resulta ser el menos trabajado de los dos que posee el cerebro. Esto es así porque es en el izquierdo en el que encontramos todos los aspectos racionales, que son los que priman en nuestra vida.
Tienes ideas, que es casi más importante que tener buenas ideas. Lo primero que tienes que hacer si quieres explotar tu lado creativo es no autocensurarte. Nadie tiene por qué leer lo que escribes, nadie te está juzgando, no lo hagas tú mismo Un gran problema que hay que superar al enfrentarse a un folio en blanco es el temor a reconocer nuestras ideas. Sentir que estas no son suficientes, o no están a la altura, es un freno. ¿A la altura de qué? ¿A la altura de quién? Es tu escritura, tu trabajo, tu historia. Haz y deshaz. Siempre hay tiempo de pulir detalles. Todo lo que escribas es un bagaje válido, una experiencia. Cada palabra que escribas, cada idea que liberes es un paso más cerca de la idea clave, de la definitiva.
La rutina no aniquila tu inspiración. Hablar de rutina puede parecerte pesado, pero crear un hábito puede ayudarte a equilibrar tus emociones, tu estado de ánimo, lo que se verá reflejado en tu capacidad creativa. Desarrolla actividades diversas, que te ayudan a relajarte, a liberar la mente y a generar buenas energías, y desarróllalas con cierto orden. No conviertas tu vida en un caos, eso se transmitirá a tus textos.
Aprender haciendo. No puedes escribir buenas ideas si nunca escribes. Aprender haciendo, aprender errando, también en la escritura. Crea el hábito de escribir, aunque sean textos que nunca van a ver la luz. Son tuyos, son tu formación y entrenamiento.
Dónde encontrar inspiración
Fuentes de inspiración hay tantas personas como tú, o más. Ha encontrado la manera en la que ha desarrollado el tiempo. Desde aquí te planteamos cuestiones generales que te pueden acercar a tu actividad inspiradora ideal. Cuerpo y mente se dan la mano. Es decir, no descuides ninguna de las dos partes. La actividad física puede ayudarte a relajarte, lo que hará que tus ideas fluyan más, y mejor.
El deporte o la meditación son dos maneras de aumentar la confianza en uno mismo, y esto es clave para evitar la autocensura. Cuando limitas tus palabras es porque desconfías de ellas, porque les temes. Si te aumentas tu confianza en ti mismo, también la confianza en tu trabajo, te permitiremos reconocer lo que piensas, lo que quieres crear. No estamos hablando de que meditas durante diez horas, o que hagas maratones cada semana. Empieza por pequeños retos: paseos antes de escribir; correr al final de la tarde; yoga; o cambia el transporte a motor por uno que implique actividad física.
Apaga las pantallas . Los medios de comunicación y redes sociales están bien para mantenernos informados, para estar al día, para estar alerta. Pero a veces pueden jugar una mala pasa a tu creatividad. Estar sobreexpuesto a mensajes puede causar tu saturación mental y bloquearte. Además, se comparará con los demás, se tratará de lo que otros dan, mejorará lo que otros hacen y de nuevo: te estarás censurando.
Cómo generar ideas
Las ideas existen, hay que darles formas. Ya hemos dicho, lo más seguro es que ya hayas tenido ideas, hayas pensado en personajes o escenas, y hayas desechado, creyendo que no sería lo suficientemente bueno. Error. Cuando sientas que eso sucede, da marcha atrás y escribe. Te mostramos las técnicas para escribir, un punto de partida:
- Lluvia de ideas . Elabora una lista de palabras para que encuentres relación con un tema que establezcas.
- Tiro al blanco . Enfréntate a la pureza del folio en blanco. Escribe, lo que estés pensando, aunque no le veas el sentido, por el momento.
- Conversación interna . Exterioriza o recrea una conversación. Crea un diario con los personajes. Establece hilos y conversaciones entre ellos. Tendrás tiempo de darle forma.
- Esquematiza . Esta técnica es una lluvia de ideas, pero de corte más racional. Incluye esas palabras en la lista de cajas o círculos, y ve uniéndolos, estableciendo conexiones que te permiten verlo todo más claro.
- Pinta las ideas . Coge un papel y un lápiz. O incluso un bolígrafo, te impedirá borrar, autocensurarte. Pinta lo primero que se te ocurra, sin preocuparte por su estética. Luego, podrás ir sacando ideas e historias desde esas líneas.
- Observa . Mira por la ventana, coge fotos antiguas, u echa un vistazo a las revistas. La visualización de otras vidas, elementos gráficos, etc. Te puede ayudar a dar forma a esas palabras e ideas que no terminan de brotar.
Llegó a este punto, por lo tanto, sin más. Recordamos pues: mantente relajado o relajada; No te autocensuras, no temas a tus palabras; crear hábitos; cree en ti; ¿Qué hacer con tu cuerpo y tu mente?