Si nos escudáramos en el yo soy así" las relaciones serían una utopía"

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Si nos escudáramos en el yo soy así” las relaciones serían una utopía”

Cuántas y cuántas veces hemos escuchado historias de personas conocidas y hemos pensado que le darían para escribir un libro. No es el caso que nos ocupa, pero la vida profesional en torno al mundo de la moda que ha desarrollado nuestra autora Mª Ángeles López Rodríguez amasa tal cantidad de hablillas que exigen ver la luz por alguna abertura. Quizás, o no, algunos de los acaecimientos en los que se ven envueltas María y Rebeca, las protagonistas de Cuando menos te lo esperes, pueden encontrar algún antepasado en esas historias que Mª Ángeles vivió. De esto y mucho más hablamos con nuestra autora.

—¿Qué podemos encontrar en Cuando menos lo esperes?
—Cuando menos te lo esperes es una novela en clave de comedia romántica en la que hay enredos, situaciones absurdas, pero sobre todo mucha amistad, amor y entretenimiento.

—¿Cuáles son los principales ejes fundamentales por los que radica la obra?
—Los ejes sobre los que evoluciona la novela son la amistad, el amor y cómo la necesidad de cambio influye en las decisiones que vamos tomando a lo largo de nuestra vida.

—¿Sobre qué se ha basado para escribir la obra?
—Cuando menos te lo esperes no está basada en una anécdota concreta sino en la idea de una etapa de nuestras vidas en la que la amistad es sinónimo de familia.

—¿Qué porcentaje de realidad y ficción podemos encontrarnos en ella?
—Una de las cosas que más me han sorprendido desde que Cuando menos te lo esperes vio la luz ha sido la cantidad de comentarios de amigos y familiares que han encontrado en las protagonistas un gran parecido conmigo misma. Así que, respondiendo a tu pregunta, puedo decir que la historia es 100% ficción pero el espíritu que se desprende del carácter de las protagonistas y de su forma de afrontar la vida es 100% realidad.

—¿Y cuánto tiempo le llevó el realizarla?
—Entre el momento que empecé a escribirla, sin ser ni siquiera consciente de lo que estaba haciendo, hasta el día en que se publicó Cuando menos te lo esperes, pasaron casi veinte años.
Obviamente, la novela se gestó en diferentes etapas que curiosamente coincidieron con dos puntos de inflexión en mi vida. El primero duró unos dos años y coincidió con el paso de estudiante universitaria a profesional del mundo de la moda y la comunicación. Esos años, poco a poco y a intervalos, tomó forma Apuntes, historia inicial y germen de la futura Cuando menos te lo esperes, que una vez terminada permaneció olvidada en un CD.
Años más tarde, tras cumplir los cuarenta, la necesidad de un gran cambio interior me dio el impulso que necesitaba para retomar la pasión que llevaba años guardada en el cajón.
Y, a partir de ahí el tiempo voló. Fueron seis intensos meses en los que rescribí Apuntes hasta convertirlo en Cuando menos te lo esperes.
En total dos décadas. Puede parecer mucho, pero la espera mereció la pena. Llegó cuando estuve preparada para tenerla entre mis manos.

—¿Qué significado tiene para usted su obra?
—Tiene el significado del cambio efectivo. Es muy frecuente, y hablo en primera persona, que la gente se lamente de sus trabajos, de la falta de tiempo para ellos mismos y para realizar sus propios sueños. Cuando menos te lo esperes, es una novela sencilla con un trasfondo profundo que invita, en clave de humor, a reflexionar sobre lo que necesitamos y esperamos de nosotros mismos. Sin duda, publicarla ha sido una apuesta real hacia el cambio. Una reafirmación personal del famoso dicho: “el que quiere, puede”.

—Cosas positivas y negativas del libro.
—Cuando menos te lo esperes es la excusa perfecta para pasar un buen rato. Su lectura sencilla te atrapa desde el principio porque tanto los personajes como las cosas que les suceden son muy cercanas. Todo lo que ocurre podría pasarte a ti.
Quizás lo más negativo sea algo que llevo escuchando desde que la publiqué. La historia comprende el período de tiempo desde que las protagonistas deciden tomarse un año sabático hasta el momento en que deben tomar ese avión. ¡No sabes cuántos mensajes he recibido preguntándome qué ocurre después! Así que supongo que el hecho de que, de momento, no esté trabajando en una segunda parte pueda resultar negativo para algunos de los futuros lectores de la novela.

—¿Qué es lo que más destacaría de la obra?
—La facilidad con la que creas empatía con los personajes. Todos hemos querido en algún momento de la vida tomarnos un año sabático. Nos sobran los motivos para hacerlo y deseamos tener el coraje que ellas manifiestan para dejarlo todo durante trescientos sesenta y cinco días y empezar un viaje en lo que lo más importante es el aprendizaje y el crecimiento personal.

—Sobre los personajes. ¿Quién lleva la voz cantante María o Rebeca?
—La amistad entre las dos protagonistas es paritaria. Ambas comparten un momento de crisis que les lleva a dar rienda suelta a un sueño latente. Pero en ningún momento una influye sobre la otra en demasía. Es por ello, que ambas se sienten libres para tomar sus propias decisiones y respetan el camino que elige la otra. Al fin y al cabo, en eso consiste la amistad, en acompañar a tus amigos en el viaje respetando las decisiones que les acercan o alejan de nosotros.

—Más allá de la amistad, ¿cómo describiría la relación de ambas?
—Es una relación casi fraternal en la que se comportan como almas gemelas complementarias. Las carencias de una se suplen con las virtudes de la otra, lo que les ayuda a madurar y a superar cualquier tipo de adversidad.

—¿Las relaciones son complicadas o son las personas quienes las complican?
—El ser humano es complejo en sí mismo, pero eso no debería ser excusa para complicar nuestra forma de relacionarnos con los demás. Si todos nos escudáramos en el “es que yo soy así…” las relaciones serían una utopía inalcanzable. Resulta evidente que las relaciones, de cualquier tipo, implican esfuerzo. Y afortunadamente, ese esfuerzo tiene su recompensa en forma de amor y amistad. Por ello, pese a su complejidad intrínseca, debemos hacer todo lo posible por simplificar la ecuación.

—Espero que me entienda la pregunta. ¿Qué queda de Apuntes en Cuando menos te lo esperes?
—¡Claro que la entiendo! Cuando tomé la determinación de rescribir Apuntes, tuve muy claro que no debía tocar el espíritu con el que nació. Fue un texto escrito a los veinte años, que se correspondía a un contexto concreto y que era casi como un homenaje al espíritu de amistad vivido durante los primeros años de mi vida madrileña.
Por ello me limité a trabajar en la actualización de la obra para convertirla en una historia que podría suceder en nuestros días. Aunque parezca absurdo, ¡hace dos décadas no existían las redes sociales e internet estaba en pañales!
En esencia la historia no ha cambiado, ni siquiera los personajes. Fue muy complicado controlar a mi yo actual para que no cambiara ni un ápice el carácter de los cuatro personajes. Y no lo hice porque me sentía en el deber moral de no alterar el original, solo de vestirlo con ropajes del siglo XXI.

—¿Se ha detenido mucho en la descripción de los lugares?
—La ambientación es anecdótica porque lo importante son las relaciones que establecen los personajes. Sin embargo, creo que se desprende un amor real a uno de los lugares más importantes en mi vida. Madrid siempre ha sido para mí sinónimo de amistad y creo que eso está patente en Cuando menos te lo esperes.

—¿Le ha costado realizar las descripciones personales de los personajes?
—Al ser una novela escrita a lo largo de un período más o menos largo de tiempo, creo que los personajes fueron creciendo conmigo. Por razones obvias me fue mucho más sencillo meterme en la piel de María y Rebeca, pero me divertí mucho pensando en cómo David y Álvaro afrontarían sus sentimientos manteniéndose firmes en sus convicciones. Quería que los personajes masculinos fueran reales y no un ideal femenino de cómo deberían ser.

—¿Qué prioridad debe tener el amor en la vida?
—Entendido en su sentido más global, es absolutamente prioritario. El amor debe estar presente en lo que somos, en lo que hacemos y en el modo en que nos relacionamos con el mundo que nos circunda. El amor romántico es solo una de sus infinitas formas, pero no la única.

—¿Futuros proyectos?
—¡Más que futuros diría presentes! Estoy completamente inmersa en un nuevo reto personal. Se trata de una serie de cuatro novelas independientes pero entrelazadas entre sí que relatan la historia de cuatro miembros de la familia Gómez, un famoso clan vinculado al mundo del waterpolo.
La Serie Waterpolo, que es así como se llama, se inaugura con “Serpiente de Agua – Pitido Inicial & Primer Cuarto”. Si todo va bien estará lista para que podáis llevárosla a la playa este verano. Y mientras termina de dorarse en el horno, sigo trabajando en la documentación de la segunda parte: “Aguafiestas – Segundo Cuarto”.

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