Nacida en Madrid (1961), a María Cristina Padilla la vocación artística le viene de familia.
Como ella misma dice, Dios le regaló los dones de la imaginación y la creatividad. Y desde muy temprana edad los ha cultivado y desarrollado, en variadas facetas. Siempre como afición, sin relación alguna con sus estudios y profesión, y de forma autodidacta.
El dibujo, en especial, ha sido su necesidad y cauce de expresión, creando un vínculo indisoluble con su personalidad; fundamentalmente en los años juveniles.
Nunca imaginó publicar sus obras. Pero ha decidido hacerlo, finalmente, para que otros puedan disfrutarlas, como ella misma goza con el arte ajeno.