Cristóbal Francisco Fábrega Ruíz
Desde muy pequeño tuvo afición por la lectura y una cierta inquietud artística que le llevo a la escritura como medio debido a su falta de cualidades para cualquier otra de las Bellas Artes, tal como manifestó en una entrevista. Quizás también por una cierta tradición familiar de escritores modestos en su familia. Pronto descubrió la poesía como forma de expresión y, sobre todo, de catarsis sentimental, con una intención más de consumo privado que de conocimiento público. Por ello, se ha abstenido de participar en premios o certámenes. Ha publicado en alguna revista local y periódicamente en la Revista Claustro Poético de Jaén, editando varios libros de poesía de forma digital. En nuestra editorial ha publicado Odas a Lilith y Cartas de amor. Sus influencias son variadas y, en algunos casos, típicas. Lorca, los Machado, Miguel Hernández, Bécquer, algunos de los autores de la Generación de los 50 como Ángel González, Neruda, Cesar Vallejo, Pessoa, Gabriel Celaya y, sobre todo, Cernuda. También se considera influido por autores menos conocidos como Gloria Fuertes, José Martí, Amado Nervo o García Calvo. De la poesía actual se decanta por la nueva sentimentalidad de Javier Egea y en algunos músicos poetas como Moustaki, Aute o el jiennense Sabina. Piensa, no obstante, que, muchas veces, no hay grandes poetas sino grandes versos y, para él, una frase que le transmita una emoción desconocida justifica ya toda una vida dedicada a la poesía por su autor.