Eres escritor y estás pensando en trabajar en una obra. Seguramente tengas muchas ideas en mente, muchos bocetos, muchos caminos entre los que escoger. Esto es bueno en tanto que cuantas más ideas tengas, más rico será tu trabajo. Pero también puede suponer una dificultad, ya que tendrás que dilucidar bien aquellas ideas que son mejores, descartando las que no llevan a tu obra a buen puerto.
Tu cerebro y tú no tenéis por qué seguir el mismo patrón de trabajo. ¿Qué quiere decir eso? Tu cerebro va a organizar las ideas desde las más abstractas a las más concretas, pero tú puedes no hacerlo así. Puede parecer algo nimio, pero es un elemento importante a la hora de constituir la obra completa.
Un mismo texto, con las mismas palabras, y los mismos signos de puntuación, puede cambiar radicalmente su atractivo y gancho si alteramos el orden de los párrafos. El orden en que se exponen los hechos puede adherir al lector a la obra, o hacer que la abandone.
La mejor manera de ordenar ideas
La técnica perfecta para ordenar ideas no existen, pero recuerda: no aburras al lector. Al abrir un libro se busca, ante todo, un texto humanizado y cercano .
Si saturas el comienzo de tus textos con datos fríos y carentes de personalidad, conseguirás cansar al lector. Por ello, te proponemos que introduzcas el factor humano cuanto antes. Los lectores buscan historias, no datos.
Optar por dejar los ejemplos y las anécdotas más humanas para el final puede ser ineficaz, puesto que el lector, en el caso de llegar, lo que está cansado y prestando poca atención.
Recuerda: humaniza, engancha, y entretén.